La crisis ha obligado al sector turístico a reinventar y reorientar sus estrategias de promoción, aportando valor añadido a sus productos para vender sus destinos, lo que pasa por lo que ya conocemos como el “turismo experiencial”, o turismo de experiencias.
La oferta debe satisfacer a una demanda que cada vez está más segmentada, especializada y exigente. Así, los profesionales del sector han pasado de trabajar en el servicio para tratar de ofrecer una experiencia. Y ese es el principal reto al que se enfrentan los agentes turísticos para atraer a un nuevo perfil de viajero, que ha incorporado, entre otros cambios, los medios sociales para planificar sus estancias.
Para seguir en el podio del turismo, los destinos deben conseguir una oferta diferenciadora, que cumpla con las características de la oferta de servicios que aparece en los paquetes turísticos y que debe ser homogénea y agrupable en una masa crítica suficiente para que posea interés para la turoperación.
Además, la implicación empresarial en la generación del producto debe abarcar el máximo espectro de experiencias que puedan comercializarse, un ejemplo de ello, son las líneas de trabajo de Huesca, La Magia. De esta forma, en los sectores menos explotados, la turoperación puede asumir un papel más activo en la tarea de hacer llegar las experiencias, a través de canales de comercialización globales, que aporten más valor que el de la mera intermediación. Por otra parte, debemos ser conscientes de que en este turismo es fundamental la innovación, el emprendimiento, el uso de las tecnologías de la comunicación y un conocimiento profundo de la demanda de este tipo de experiencias.
El sector turístico en el Alto Aragón ha mejorado sus cifras durante el primer semestre de este año con un 10,3 por ciento más de viajeros y el aumento de un 17 por ciento de turistas extranjeros y de sus pernotaciones, sobretodo en la comarca del Somontano y la Ribagorza, territorios que destacan por trabajar en la estructuración y posicionamiento de sus productos diferenciados.
El turismo activo, en familia, el cicloturismo y las actividades relacionadas con la cultura y el patrimonio son ejes de impulso del sector en la provincia, una visualización que se traduce en jornadas y campañas de promoción como “Huesca, La Magia de la Bici” o el desarrollo de proyectos de recreación histórica, como “Barbastro, cuna y corona”. Así, la provincia ha recibido 434.106 turistas desde enero a junio de este año, 40.602 más que durante el mismo periodo de 2013, según datos recogidos por el Observatorio Socioeconómico de la provincia de Huesca.
En el caso de los turistas extranjeros, cada vez valoran y conocen más la gastronomía del territorio, de la que se está haciendo una difusión continuada porque es un producto que nos identifica. En este sentido, la sociedad de promoción del Alto Aragón continúa con la promoción de este producto bajo el paraguas de “Huesca, La Magia de la Gastronomía”.
Un conjunto de acciones a nivel nacional e internacional ha conseguido llevar los productos bandera del territorio a todos los públicos, a través de la música en directo, el cine y la creación de un equipo de cocineros, testigos y heraldos de las cualidades de los fogones de la tierra.
En cuanto a las perspectivas futuras, más del 90 por ciento de los españoles afirma que seguirá tomando medidas de ahorro para organizar sus vacaciones, según una encuesta basada en una muestra de 9.420 participantes realizada por Rastreator. Las medidas de control del gasto son irse menos de vacaciones, comer menos en restaurantes, elegir un destino nacional y utilizar webs de comparación de precios. Con esos últimos datos hay que jugar, las cifras tampoco mienten: la provincia de Huesca sigue aumentando y mejorando su turismo. Será que los turistas buscan experiencias y aquí las encuentran.