Historia de la Trufa Negra. Un manjar de Leyenda!

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La trufa negra ha alternado épocas de explendor y de olvido. Actualmente, como saben, se encuentra en un buen momento con una demanada al alza.

Por citar el paso de la trufa negra por la historia…

Las civilizaciones egipcia y mesopotámica la utilizaban en sus fogones.

El griego Teofrasto, díscipulo de Aristóteles, describio la introducción de la trufa en su gastronomía, entorno al año 3.500 antes de Cristo, en su libro «Historia de las Plantas».Las definió como «Vegetales carentes de raices, que engendran las lluvias de Otoño acompañadas de Truenos«. (No le faltaba razón porque las tormentas de verano son claves para su desarrollo)

Fue amada por los romanos más sibaritas y olvidada durante la Edad Media, recuperandose en el Renacimiento hasta ahora.

El despliegue gastronómico de la trufa fue en el siglo XVI, y su consumo estaba reservado a la realeza y a la nobleza.

En el siglo XIX comenzó su cultivo en Francia; y el fundador de la gastronomía moderna Jean Anthelme Brillet-Savarin, (autor del libro Fisiología del Gusto) la bautizo como «EL DIAMANTE DE LA COCINA» (Tomando como referencia la forma poligonal de las verrugas del periodo y su alto valor).

En España el valor de la trufa, no es apreciado hasta mitad del siglo XX.

Actualmente, existen más de 5.000 hectáreas plantadas en España, en Huesca tenemos unas 1.000 hectáreas con plantas preparadas para la producción de la Trufa Negra.

El 80% de las plantaciones se encuentran en Catellón, Teruel y Huesca. Aragón produce y comercializa la mayor parte de la trufa negra de España. El 95% se exporta a Francia.

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